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Tediósfera

Ver tele adelgaza

Ver tele adelgaza

Los programas de chismes han servido para confirmarnos que las celebridades pueden ser tan estúpidas como cualquier persona: que lo mismo conducen borrachos, entran y salen de clínicas de rehabilitación, pierden a sus hijos, se arrastran en el fango por un flash. Eso es lo verdaderamente interesante de ellas; no sus actuaciones, no sus pésimos discos.
Queremos ver ricos sufriendo, famosos que han perdido hasta la camisa, actrices que tienen hijos de senadores. Queremos ver a gente en la montaña rusa de la vida, llorando por el vértigo, tanto en los descensos como en las subidas.   

Los reality shows acortan el camino. En lugar de esperar a que las celebridades accedan al punto más bajo de la humillación, encontramos a gente común y corriente exponiendo su último resquicio de integridad por salir en la tele. A cada rato uno encuentra individuos dispuestos a abrir su intimidad y a mostrarse vulnerables, a fin de acaparar las miradas. Cada semana emprenden la batalla por permanecer en pantalla. Las pruebas son duras, están obligados a interesar al público sin tener talento y peor que ello, sin fingir que lo tienen. Finalmente emergen victoriosos en su minuto de fama, incluso cuando los expulsan. No importa quedarse a mitad del camino; en la televisión, el único fracaso es no haber empezado.

El último de los inventos de la fe catódica llega como uno de esos platos saludables: caros, que no saben a nada y que sólo consumimos por el simple placer de decir que hicimos algo bueno. Se llama ¿Cuánto quieres perder? Lo transmiten cada domingo y está producido por Televisa.

En el programa dos equipos de gordos compiten por ver quién baja más de peso, acción por demás plausible como algunas otras emisiones debidas a la misma televisora: los adolescentes que luchan por conformar una banda, los famosos que bailan por una noble causa, las valientes empresas que hacen todo tipo de donaciones para llegar al sueño de los deducibles. En fin, que el camino del rating está pavimentado por las buenas intenciones.

Es innegable que este país tiene graves problemas con el sobrepeso. Los números abruman tanto como nuestra última visita a la báscula. Pero ¿Cuánto quieres perder? no explota el superávit de carbohidratos sino el déficit de autoestima. Al contrario de lo que hace con sus telenovelas, ahora a Televisa no le interesan los cuerpos, sino las historias.  

En el pasado la televisión aprovechaba la idea de gordos simpáticos y ahora lo hace con la idea de gordos inconformes. No me extraña. Nada como la superación personal para lograr una buena audiencia. “Estamos buscando a 14 personas para cambiarles sus vidas”, decía la convocatoria lanzada para este reality. ¿Eso qué significa?, ¿que alguien será mejor persona si desplaza menos agua en la alberca, que la felicidad es un lugar donde se usa una cinta métrica y no dos?  

Lo fascinante de los castings es que evidencian las tramoyas del espectáculo. Puedo entender la selección en un programa de canto (la voz), puedo comprender cómo se conforma un encierro de famosos (con estrellas medianas que no pierden nada humillándose y a cambio pueden ganar mucho), ¿cuáles fueron los parámetros para escoger a estos obesos?, ¿eligieron a los más gordos, a quienes tuvieran historias más tristes, a quienes demostraran más aptitudes para triunfar?  ¡No! Como en los supermercados, los productores optaron por la variedad, que no es otra cosa que ofrecer el mismo alimento chatarra con diferente empaque: el tipo de gordo con el que puedas identificarte.

Si analizamos las motivaciones de cada concursante podríamos tener un panorama amplio de por qué la gente quiere bajar de peso en este país: porque mi esposa es delgada (Ignacio), para lucir un bikini (Ana Luisa), para pedirle matrimonio a mi pareja (Iván), para enamorar a una compañera de la universidad (José Antonio), para que mi hijo se sienta orgulloso de mí (Elvira), para encontrar un mejor trabajo (Liliana), para no morir (Lizbeth), porque fui abandonada por mi esposo (Teresa), para casarme de blanco (Anabel). Sólo faltó: para ganar una gubernatura (Ivonne), para conservar mi empleo de Miss Universo (Alicia).

Unos quieren ser inspiración y otros buscan ser inspirados. Como los equipos de futbol nacionales, estos nuevos héroes contemporáneos luchan contra la estadística (ser el segundo país de obesos en el mundo). Pero algo falla, las condiciones pecan de inverosimilitud. Si los participantes no tuvieran nutriólogos, sicólogos, un spa, una ambulancia a cualquier hora, doctores, un premio jugoso y además el esfuerzo tuviera que emprenderse con dos trabajos, una familia que mantener y el salario mínimo, entonces uno estaría tentado de hablar aunque sea de arrojo. En ¿Cuánto quieres perder? las circunstancias son demasiado ventajosas, porque su principal intención es reducir las contrariedades del sobrepeso a la mera voluntad (“Si quiero, puedo”) como hacen con la economía los cursos de emprendedores.

Sin embargo, el trasfondo central de éste y otros “programas de realidad” es la idea común de que la tele nos puede ayudar. ¿Cuánto quieres perder? no se diferencia de otras emisiones -como 12 corazones- que se sustentan en esa fe: vivimos en crisis permanente y creemos que un rating de 20 millones de espectadores puede ser un buen respaldo emocional. ¿Qué hay de malo en eso? Que alguien que piense que aparecer en televisión es una buena medida contra sus preocupaciones es alguien que tiene más problemas en la cabeza que en la tiroides. Lo más terrible de todo es que ¿Cuánto quieres perder? explota la misma premisa del Teletón: el humanitarismo deja tantas ganancias a los anunciantes, como satisfacciones en los espectadores. En este panorama en donde todos ganan, las críticas parecen sospechosamente molestas.

     

Vean este video, así sin sonido y con mala calidad, se parece a esos videos antiguos de fenómenos.

10 comentarios

Ines Alveano A -

Hola Eduardo!
Me entere de esta pagina, porque alguien subio un articulo tuyo al foro de bicitekas, el de "Sin lugar para los peatones".
Son mis nervios? O existe alguna relacion entre la obesidad y el estilo de vida que gira alrededor del automovil...
Actualmente tenemos el 1er lugar mundial en obesidad infantil. Vaya, hasta que somos primeros en algo, no?
P.D. Puedo publicar tu articulo en una revista? Contactame.

KurtC. -

Si, me contaron de esta cosa. Ya no sé ni que sentir. Mejor no veo la tele y hago algo mas de provecho, al fin y al cabo es telebasura.

Laura Angélica -

Así es mi estimado Eduardo, en un país donde más del 70% de la población tiene sobrepeso el éxito de ese reality show esta más que asegurado, Y como dice P. lo que venden es la fantasía de verse reflejado en alguno de los personajes, Muy buen articulo me hizo reflexionar sobre eso de que actualmente cualquier hijo de vecino es “estrella”. El otro día viendo ese programa de los comediantes, salió una chica a contar cuentos en doble sentido sin gracia, me dio pena ajena!

wilberth herrera -

No pues, me encantaría conocer a tu tío, mi querido Soel, ha de ser una fuente innagotable de historias e ideas. Qué chingona explicación.
Bueno, a ese programa le di su oportunidad este domingo. Y es la primera y última vez que lo veo. Creo que deberían poner, antes de empezar, un aviso don de diga :"El siguiente programa contiene imagenes perturbadoras. Se recomienda Discreción", porque a qué guevos de presentarnos las lonjas así, sin más ni más. Tanto así, que a primera vista y de lejos uno pensaría que están pasando una película porno,por las tetas inmensas de los abobinables gordos. Creo que es una falta degradante permitir televisar la panza y todo el torso inflamado de algo que deja de ser humano. No chingen. No había experimentado un nivel arriba de la pena ajena, y creo que ese nivel se llama repulsión.
Y después, vienen con esas historias que son chafísimas, pero disfrazadas monstruosamente con la producción mexicana: a un señor le presentan a su familia, con la que vive desde hace 8 años y él no sabe como abrazarlo, pero la Gatilea, le insinúa que debe llorar, y la música, pretende hacernos soltar la lágrima. No dudo que más de una vieja novelera lo haya hecho, pero por dios, que estupidez. Esto demuestra y confirma mi especulación, como siempre ha sido, los latinos somo barrocos. Y nos encanta revolcarnos en nuestra barroques. qué inmundicia.

Mauricio -

Se me hace ridiculo este tipo de programas. Las razones para bajar de peso son realmente estupidas, aparte si estuvieran en verdad motivados por esas razones, hubieran bajado de peso hace mucho, no iban a esperar todas sus vidas para que un programa les dijera que tienen que bajar.

Quiero ver como se sienten los expulsados. Si de por si la mayoria muestra bajo auto estima, ser publicamente humillado a que no pudieron cumplir con la meta los va a destruir para siempre y finalmente seguramente seguiran gordos y no continuaran haciendo ejercicio.

Verdaderamente lamentable a lo que se ha llegado para conseguir rating. En fin.

soel -

Merlín bendito!!!!!, otro reality pa que nuestras madres y nuestras cuñadas se entretengan los domingos por la noche.

Yo me enteré de la existencia de esta cosa, porque hace unas semanas mi madre decía algo sobre una pobre gordita que no habían aceptado y que había ido con Vladimir a quejarse (el origel local), en ese instante me pregunte, eso es relevante en nuestra vida ¿por qué? Como estabamos en la comida, o sea el momento de reunión familiar, a mi madre le pareció buena idea sugerir el nombre de algunos de los amigos de mi hermano o de mis primos pa enviarlos, mi madre toda caritativa!!!

Y justamente el otro día platicando sobre esta cosa con uno de mis tios, el seguidor de la superación personal de mi familia, el salió con uno de sus comentarios que me hacen reir internamente y susperar con resignación, según él el problema principal de ese programa es su título "¿Cuánto quieres perder?", el alegaba que el problema es que le dicen a los participantes que van a perder algo, no deberían hacerlo porque el peso es algo que les pertenece y uno no puede perder algo que es suyo, entonces por eso vienen después los rebotes, porque como es algo tuyo tarde o temprano va a volver. Chingaos,ahí ta el resumen de los rebotes, ¿cómo no lo pensé antes? Creo que prefiero a mi hermano hablando del cruz azul que esas discusiones sobre un reality.

Genial artículo Ed, definitivamente la lástima vende y eso es lo que le interesa a telerisa, ¿o no?, porque un programa sin alguién con problemas de amor no sirve pa el raiting.

Pd. coincido con P, ojalá al jose antonio ese lo corran pronto.

Daryl -

Creo que el unico reality que alguna vez vi fue el primer Big Brother, de ahí los concursos de baile y canto no les he prestado mucha atención. Tampoco he visto este programa pero al igual que P votaría por Lizbeth. Desgraciadamente el morbo llama mucho la atención y eso es lo que explotan los productores de Telerisa. Ese es México.

p -

No sé si ya lo hayan mencionado en algún lado, pero Gatilea debería aprovechar el programa para bajar unos kilitos. Está hecha un tambor humano.

rodrigo solís -

Así es, P es el culpable de que México sea un país de gordos. Deberíamos meterlo al show.
Es broma, P tiene un cerebro tan grande y gordo que hecha mano de él para que solo podamos ver su inteligencia. En pocas palabras, P es un hombre de tamaño inteligente.

p -

Me declaro culpable (junto con otros tantos, ellos sabrán quiénes son) de conspirar para hacer de México el país más gordo del mundo (¿quién se hubiera imaginado que podríamos, siendo tan pobres?).
El programa vende básicamente lo mismo que cualquier novela de Thalía: la fantasía de que podemos ser nosotros mismos los que bajan 45 kilos en un par de meses (en el caso de María Mercedes, Marimar y María la del Barrio, casarse con un rico). Nunca he visto el show, pero por lo que nos cuentas le voy a Lizbeth (que no se muera, pobrecita), y le deseo el último lugar a José Antonio (que se consiga una enamorada menos superficial. El rebote está a la vuelta de la esquina, y aunque se ligue a su amiga de todas formas es cuestión de tiempo para que vuelva a ser un gordo de mierda, y soltero).