Los corridos de la Redacción
Antonio “El jefe de jefes de redacción” y Francisco José “El príncipe encartador” son un par de cantantes norteños asentados en el Sur de la República que han revolucionado la música con sus “corridos de la prensa y del corazón”. Sus canciones, que empezaron a ser populares en las áreas de impresión de los diarios, en poco tiempo llegaron a la sección de espectáculos, convirtiéndose así en un auténtico fenómeno. El grupo -del que un periódico afirmó “Más de 200 mil oyentes no pueden estar equivocados”- ha lanzado un material recopilatorio -Amor de última hora (paren las rotativas)- que concentra lo mejor de su carrera.
Se trata de un disco maduro, que va de la nostalgia más melosa (“Un domingo sin noticias”) al vil despecho (“No quiero ningún consejo (ni siquiera editorial)”). Eso no quita que toque temas sociales, como la falta de dinero (“Descuento por falta de ortografía”) o la crítica a un mundo gobernado por la prisa (“Corro, vuelo y reporteo”). Me detendré en algunas estrofas de sus canciones para compartir con los lectores el alcance de una lírica que ha traspasado el mero día a día y se ha vuelto parte de la cultura popular de este país.
Ella dijo, opinó,
consideró, afirmó,
aseveró y señaló
que no me quería.
En respuesta, yo le indiqué,
opiné, expuse, dije, expresé,
informé, di a conocer,
que ella era todo en mi vida
(De la canción: “Y ella finalizó”)
En el párrafo anterior escuchamos la historia de un reportero enamorado de una chica de Comunicación Social de una dependencia, cuyo amor no puede realizarse al estar ella empeñada en que gobernador del estado va todo con letras mayúsculas. Durante el solo de acordeón, él le explica las reglas del Manual de Estilo, que le impiden tomar esas libertades, pero ella termina por dejarlo e irse con un abogado de la STPS que la asesora en su liquidación.
Pero la antología de estos dos compositores parece tocar todos los temas. En “Me gustas cuando callas”, un precandidato entona una canción de amor a un periódico y “Mi informante secreto” relata las vicisitudes de un romance que no puede decir su nombre.
Un claro ejemplo de la versatilidad de Antonio y Francisco José es el corrido “Más abajo del organigrama” que cuenta el triste descenso a los infiernos de un redactor en jefe que termina su vida de voceador bajo un semáforo. Esta decadencia lenta y dolorosa es descrita por los cantantes sin escatimar detalles, sobre todo en lo referente a los puestos cada vez menos importantes que ocupa el protagonista. En ese mismo tono melancólico, “La primera pre-impresión jamás se olvida” narra los recuerdos de un hombre que abandona un medio de comunicación al que vio nacer y que de repente, tras 15 años de cubrir la política local, tiene que enfrentarse a que su propio diario cambie de giro para privilegiar los choques en carretera, los deportes y las mujeres recién salidas de las albercas.
Una de mis predilectas del disco es “Errata inmunda”, debido a que se ocupa de un personaje tan insignificante como el corrector de estilo. En esta canción, un corrector llora su desgracia ante un comunicado de prensa con suficientes faltas de ortografía como para hacerlo pensar que leía una noticia en otra lengua romance. Van algunos de los versos:
Errata inmunda
boletín rastrero
escoria de la prisa
reportaje mal hecho
Desinformadolenguaje de gobierno
con mala ortografía
cuánto daño me has hecho
corregirte es una hazañapalabra ponzoñosa
nota de policíate odio y te desprecio
(Y ese grito del final de “¡Lo estás corrigiendo, inútil!”, realmente es una joya).
Otra de mis favoritas cuenta la historia de una joven reportera que sospecha de su marido y cada noche lo acosa con sus celos (“Quién, qué, cuándo, dónde y por qué”). Es una canción hecha sólo de inquietudes, provenientes de alguien que quiere llegar al fondo del asunto, aunque también, en su interior, tiene miedo de saber la verdad. Esta es la única rola del disco interpretada por una cantante invitada (Lupita D’Aristegui, brillante por cierto). Sin embargo, si he de elegir un corrido de Antonio y Francisco José para escuchar en una isla desierta tendría que ser “Este amor va de principal (por favor lo cabeceas)”, descrita por un crítico musical como “una auténtica canción desesperada que dice en sus tres minutos y medio lo que a cualquier poeta diría en 20 poemas de amor”. Esta pieza está dedicada a una directora editorial, incapaz de ver en su jefe de reporteros al amor de su vida. Él le llora, según nos dice, “en todos los estilos de texto posibles” y al final le confiesa: “Lo que quieras saber en mil caracteres te lo digo en cinco: te amo”. Qué puedo añadir, incluso ahora que escribo pensando en la canción, también lagrimo.
De esta manera, Amor de última hora (paren las rotativas) es el soundtrack perfecto para cualquiera que haya trabajado en un medio de comunicación impreso y sepa lo que es cubrir notas en días feriados, algo que bien resume una de sus canciones: “Desde que soy periodista extraño tanto vivir”.
3 comentarios
pitzyta -
KurtC. -
Saludos! Un soundtrack para un alto definitivamente o muchos, dependiendo la ciudad.
rodrigo solís -