Villanos en pantalla
Los villanos son más entrañables. Si alguien marcó la idea de maldad en mi infancia fue una señora con un parche en el ojo, capaz de matar a diestra y siniestra, enfundada en ese tipo de vestidos que usaban mis vecinas para ir a misa. Se llamaba Catalina Creel y era la cabeza de una familia con demasiados rasgos en común con otras familias mexicanas, en especial de las que serían nuestras novias.
Pero los malos de las telenovelas la ven muy fácil. Tienen a su merced a una horda de chicas que aunque guapas son bastante torpes a la hora de descubrir quién les está arruinando la vida. Sacrificadas, tontas y generalmente de malos gustos –se van con el primer fornido que se les atraviesa- las heroínas televisivas nunca están a la altura de los dementes que los productores les ponen enfrente. Por eso el bien apenas triunfa en el tiempo de compensación -diez minutos antes de la boda-, por eso mi madre duda de cualquier chica que se asome por la casa y se parezca a Cynthia Klitbo.
En las sagas de superhéroes el asunto es más obvio. Cada entrega se diferencia de la anterior por el villano que presenta. Si eso significa que el mal es variado y el bien es siempre el mismo, no lo sé, pero qué aburrido sería contemplar la vida cotidiana de Peter Parker, sin otro aliciente que pasar el año en la universidad y abrazar cada tarde a la tía May. O Batman combatiendo ladrones de poca monta, detenidos por protagonizar una riña callejera o robar cobre de las plantas de agua potable. El superhéroe surge porque el mal es volátil y difícil de capturar.
Los villanos de cómic son al igual que quienes los persiguen, gente afecta a los disfraces. El Mal y el Bien no pueden ser reducidos a simples conceptos: tienen que estar encarnados por tipos que usan capas o se pintan la cara. Hombres y mujeres que recorren los tejados o han sido tocados por la gracia de la radioactividad. El Bien y el Mal tienen que ser perfectamente identificables a la hora de comprar muñecos para un regalo.
Los villanos responden siempre a una época. Encarnan en sus obsesiones los miedos del mundo y concentran todo aquello que la mayoría de la gente practica pero de forma más discreta: la avaricia, la ira, el sadismo, etcétera. En la tele mexicana de los ochenta, los villanos eran por un lado familiares y por el otro, ardidos. Se trataba más que nada de señoras que buscaban impedir la boda del joven heredero con la sirvienta, o millonarios no correspondidos. El amor hacía demente a unas cuantas personas y ellos asesinaban, metían en la cárcel a una decena de inocentes, provocaban la discordia entre un par de enamorados, y el móvil de todo eso era el despecho.
Con el paso de los años, los malos mexicanos se fueron volviendo más sociales. Salieron del círculo familiar y ahora eran capataces de haciendas, dueños de fábricas donde explotaban a niños, alcaldes déspotas de municipios perdidos. La perversidad que impedía una boda entre dos jóvenes que se querían era la misma que adulteraba licores en una destiladora de Jalisco. Las telenovelas se fueron nutriendo de los noticiarios que los proseguían. Los villanos, en unas y otros, parecían más bien socios.
Pero la televisión nacional siempre ha pecado de maniqueísta. Sus villanos están exentos de matices y sus héroes desprovistos de sentido común. Lo único que los une a la realidad es que a todos les gustan que sus parejas hayan modelado para el Maxim y el Men’s Health. Por lo demás, son bastante inverosímiles.
En los cómics y en las películas basadas en ellos, el asunto es otro. Para un mexicano es bastante improbable que el mal tienda al disfraz estrafalario. Pero en un país, como EU, que ha criado criminales que se disfrazaban de payasos o se comían sus víctimas, lo estrafalario ya es requisito de pertenencia. Si incluso la gente decente raya en lo grotesco (ver Youtube), ¿qué esperar de quienes representan la locura en sus más altos niveles?
El más reciente ejemplo de un villano memorable acaba de regalarle 150 millones a una compañía apenas en un fin de semana (parece que ya duplicó esa cantidad fácilmente a estas alturas). No, no se trata de un contratista de Pemex. Es el nuevo Guasón (o The Joker) interpretado por Heath Ledger, que ha seducido a millones de espectadores en la sexta entrega de Batman (El caballero de la noche) y la segunda a cargo del director Christopher Nolan. El impacto de su actuación ha sido tal, que muchos ya lo ven como ganador de un Oscar aún después de muerto.
Convertido, gracias a una sobredosis, ya en un mito, Ledger ha logrado un punto de comparación nada menos que con Jack Nicholson, quien diera vida al mismo villano en aquella primera cinta de 1989 sobre el hombre murciélago. Resulta estéril a estas alturas decir quién lo hizo mejor, pero el mero hecho de someter ambas interpretaciones a un juicio público se ha vuelto en realidad una pregunta generacional. Quien defiende a ultranza a Jack Nicholson revela de principio su edad.
Ledger nos regaló un loco a la altura de un mundo que parece haber abandonado en algún momento la cordura. El Guasón para el siglo XXI está menos obsesionado en hacer bromas que en cuestionar en cada palabra, en cada acto, nuestro concepto del orden como bien común. Es la aparición de un criminal sin reglas, pero sobre todo de un tipo poseedor de una maldad insobornable, lo que desquicia a Batman y lo que mantiene al espectador al filo de la butaca. Está más que claro que para EU el mal no podía ser otro que el terrorismo. Pero el Guasón no es un simple psicópata; incluso tiene su propia definición: “soy un agente del caos”. Un sicópata es un producto de la locura social latente, un agente del caos quiere hacer salir eso que de psicópata tiene la gente común y corriente.
El Guasón de El caballero de la noche es alguien capaz de poner en dilemas morales a todo mundo. Su fascinación es su miedo. Y lo acepto, es tan buen villano que no tuve molestia alguna en contribuir con 45 pesos a su récord de taquilla.
8 comentarios
Jorge Aranda -
Muy buen escrito y enorme la actuación de Ledger, yo si le daba el Oscar y si me lo pedía algo mas... Es broma.
Incluso con desilusión vi como el una encuesta en mi página vi como la mayor aprte de la gente voto por Nicholson... Una cuestión generacional como tu comentas. Aunque esto me llevo a concluir que la mitad de mis amigos son contreras... O pen...
Ojala te puedas dar una vuelta por mi página y comentar al respecto.
Http://yoamoajorgearanda.blogspot.com
Pd: Ahora veo por que respetan tanto a P.
Laura Angélica -
rodrigo solís -
Excelente escrito. De los dos.
KurtC. -
Creo que la comparación entre los guasones no tiene porqué existir, tienen sus elementos distintivos de la época, los vicios que a la gente le incomodan en su tiempo. Así que hay una brecha ahi que no es tan fácil cruzar.
p -
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2.- Catalina Creel es el mejor villano en la historia de la televisión mexicana. No nada más por la cantidad de gente que mató, sino por su creatividad al hacerlo: jugo envenenado en el desayuno, una botellita de perfume llena de quién sabe qué(no sé cómo pudo atacar sin que le dieran un balazo), azúcar en el tanque de gasolina del avión (creo que así fue la cosa)... y no la agarraron con vida.
3.- Los malos son infinitamente más entrañables, no solo en las telenovelas sino en el entretenimiento en general. También son más inteligentes, y siempre cuando les ganan es porque cometen alguna torpeza que va totalmente en contra de lo que hasta el momento han establecido que es el personaje, por lo que su derrota se siente falsa e injusta.
Por ejemplo, en "El Rey León" Scar es muchísimo más astuto que Mufasa (y obviamente que Simba), así que cuando en los últimos veinte minutos te salen con que fue un rey muy pendejo que no se imaginó las consecuencias de lo que acarrearían sus decisiones (dejar entrar a las hienas = se acaba la comida; traicionarlas en el último minuto = ellas lo matan) simplemente no te lo puedes tragar.
El caso de Disney es muy parecido al de las telenovelas: los buenos son brutísimos e insípidos (ella es siempre una muchachita guapa con ligero retraso mental, él es siempre un pan sin sal) y como mencionas en el artículo, los malos son de todos colores y muy originales en su locura, detrás de la cual siempre existe una historia truculenta que tenemos en descubrir.
4.- A propósito de Disney, hace tiempo leí un artículo donde comentaban que todos sus villanos están basados en los dos modelos clásicos de homosexuales: el dandy (Scar, Gastón, Jaffar, el de "Pocahontas", el de "Hercules", el de "El jorobado...", etc.), y el travesti (Úrsula, Cruella, la de "Bernardo y Bianca", etc.), que combaten la heteronormatividad que representa la pareja protagónica (que son el clásico ideal de juventud y belleza).
Una excepción a la regla es "Mulan", donde el malo es feo y macho... y la heroína un travesti. Nada más lo comento porque me pareció interesante.
5.- Los "150 millones en un fin de semana" apenas y comienzan a describir el fenómeno que es ésta película: en toda la historia es la que más rápidamente ha alcanzado los 100, 150, 200, 250 y 300 millones de dólares, la que más ha recaudado en sus días 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 (y quién sabe cuántos otros, porque luego ya empiezan a contar por fines de semana... también es la más taquillera de la historia en su 2do fin de semana), la más taquillera en su día de estreno, en su primera semana, y muchísimos récords más.
Ojalá que eso les mandara un mensaje a los ejecutivos de la industria del cine de que la calidad y el "word of mouth" (o sea, que hablen bien de tu película) pueden traducirse en dinero si se hace una buena campaña para la película, pero sabemos que no será así.
6.- Lo único que opera en contra de Heath Ledger para ser nominado al Oscar es:
a)que estrenaron su película en julio (la gran mayoría de las nominadas son estrenadas en otoño);
b) el género de la película (aunque las nominaciones en años recientes de Johnny Depp por "Piratas del Caribe" y "Sweeney Todd" e incluso la de Viggo Mortensen el año pasado en "Eastern Promises" -la película no es de fantasía, pero tampoco es 'Oscar fare'- parecen indicar un poquito más de apertura por parte de la Academia en ese sentido, y eso que los anteriores son papeles protagónicos... en todo caso la categoría de Actor de Soporte se da más seguido el lujo de nominar cosas raras, como Ian McKellen en "El Señor de los Anillos");
c) que estén muy buenas las películas de otoño, y alguien más le gane la quinta nominación.
Todo lo demás está a su favor: recaudaciones en taquilla fuera de éste mundo, críticas espectaculares que además lo resaltan a él casi unánimemente como lo mejor de la película, el factor sentimental (porque se murió), el factor popular (porque los ratings de la ceremonia son pésimos y les conviene nominar algo que le guste a las masas, y ésta película pueden homenajearla sin culpa, por la buena crítica), y lo más importante: que es una VERGA de actuación.
7.- Sabrá Dios cuál de los Guasones es mejor, o cuál de las películas es mejor. Ya pasaron 19 años desde el estreno del "Batman" de Tim Burton, así que habrá que ver si en el 2027 recuerdan con el mismo cariño al de Nolan.
8.- Qué año tan horrendo ha sido éste para ir al cine... Hay que agradecer oportunidades como la que nos da ésta película de 'invertir' nuestro dinero en una ida al cine y no 'desperdiciarlo'. Imagínate haber pagado por ver "Wanted" o "Jumper" o cualquier otra mierda de las que han salido en el año..
Karol -
p -
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