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Tediósfera

¿Sueñan los cajeros electrónicos con prestaciones laborales?

¿Sueñan los cajeros electrónicos con prestaciones laborales?

El viernes pasado coincidí a las puertas de Telmex con Felipe K., un entrañable amigo al que le había perdido la pista desde la licenciatura. Excéntrico, nervioso, devoto de las computadoras, se había hecho famoso en la facultad porque siempre quiso escribir libros de ciencia ficción, pero nunca tuvo un argumento creíble. Ejerciendo un género a caballo entre la literatura y la tecnología, supe que ahora trabajaba en un periódico, pero en un área intermedia entre la edición y el mantenimiento de las rotativas.
“La fila es muy larga, ¿por qué será?”, le pregunté mientras él oprimía un botón de su reloj digital, tan grande y grueso como una medalla olímpica.
“Por si no te habías dado cuenta, ya no hay empleadas que te atiendan, todo se paga en cajeros automáticos de cobro. Por eso la fila es tan larga y tardada, lo cual me parece otra idea maravillosa del señor Slim. Antes uno podía quejarse de la lentitud de las empleadas, ahora anda despotricando todo el tiempo contra los otros clientes”.
“Eso veo”, respondí, “creo que hay gente que nunca ha podido distinguir el anverso del reverso en un billete”.
“Así es”.
Segundos después fui yo quien miré su reloj y le pregunté por qué la gerencia de Telmex había tomado esa determinación.
“Era lógico”, me explicó, “alguien importante se habrá dado cuenta que lo único que hacían las empleadas de caja era pasar el recibo sobre el lector de códigos de barras, recibir el dinero y dar el vuelto. Nada que no pudiera hacer el usuario mismo. Y piensa un poco: ¿por qué mejor no sustituirlas por cajeros automáticos?, ¿cuál es la diferencia finalmente entre una cajera de Telmex y una máquina?
“¿Esos chalecos azules?”
“Además, hay que reconocer algo: los nuevos cajeros son menos problemáticos que los empleados de verdad, no cuchichean, trabajan horas extras y no pierden hora y media en el desayuno”.  
“Eso pinta desolador. Al parecer todo se está automatizando: los bancos, las dependencias, incluso hasta las escuelas. En unas décadas más, los androides van a lanzar sus candidaturas a puestos de elección popular, y como las urnas van a ser electrónicas, por supuesto ganarán los comicios; los periódicos despedirán a todos sus analistas políticos y tendremos que leer las columnas de informática para ver qué sucede en el país”.
“Y la película ‘Fraude 2126’ se llamará ahora ‘Tron’… Pero piensa un poco como empresario. Aparentemente las máquinas son más prácticas. No crean sindicatos para exigir mejores voltajes o conexiones de tres clavijas. Tampoco se plantan a las afueras de las compañías, bloqueando avenidas u organizando un paro nacional, donde no pudieras pagar luz ni teléfono y los despachadores automáticos de galletas y refrescos se negaran a soltar los Polvorones”.
“Pinta muy bien para cualquier industrial”, comenté mientras verificaba la lentitud con la que avanzaba la fila, “ni siquiera necesitarías sicólogos en la empresa, tan sólo un experto en software. Aunque vislumbro un problema: necesitaríamos máquinas cada vez más inteligentes. ¿Recuerdas la compu de aquella película ‘2001, odisea del espacio’? Hizo de todo para que no la despidieran, incluso eliminar a uno de los tripulantes. Con máquinas así, no faltará mucho para que las computadoras sean tan conflictivas como los seres humanos”.  

“Y no habrá formas de regañarlas. ¿Qué esperanza le queda a un patrón si no puede humillar a su empleado?”.
“Vislumbro otro problema: el reloj checador. Podría hacer trampa, finalmente se trata de una máquina también. Si se deja sobornar por las otras máquinas y los empleados humanos, esto sería un desastre. ¿Y qué me dices del mantenimento? Podría no existir Seguro Social pero las máquinas tienen que ser revisadas por los técnicos cada mes. Eso elevaría los costos, porque a un empleado sí le puedes dar largas con su afiliación al Seguro, pero no a un cajero automático, que cuando dice no funcionar, ni siquiera se da el lujo de prender”.
“Pero podría crearse un instituto tipo IMSS, sostenido por el Estado. Aunque eso conllevaría a largas colas y expedientes perdidos. Además, nunca habría las piezas solicitadas y tendríamos que esperar doce horas para un simple cambio de cables”.
“¿Te imaginas la nota periodística de una negligencia? ‘Programadores del Seguro se equivocan de nuevo e instalan un software de Xbox a los CFEmáticos de la ciudad. La Comisión Estatal de Arbitraje Técnico investiga, pero mientras tanto, nunca se había visto a tantos adolescentes en las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad”.
 “Sí, en el futuro, las máquinas van a empezar a ocupar los titulares: ‘Computadora de Enciclomedia exigía dinero a niños para pasar exámenes. Padres inconformes piden su cese y desconexión. El sindicato propone su traspaso al área administrativa’”. 
“‘Asaltan banco. Sospechan complicidad del sistema de seguridad, porque las alarmas nunca sonaron y las cámaras empezaron inexplicablemente a transmitir infomerciales sobre la impotencia sexual en lugar de imágenes del interior de la sucursal’”.
Alzamos la vista, adelante, un jubilado luchaba por meter a la máquina un viejo billete remendado.
“Todo hace pensar que ni tecnologizándolo todo vaya a cambiar algo en este país”.
“Creo que no”.

1 comentario

wilberth herrera -

Qué pasó? no pues que bueno que ya esten de regreso, espero que les haya ido muy bien.
Ayer fuí a Telmex, y me topé con lo que cuentas, todo era por "cfemático de telmex" como un "Don" dijo mientras hacía cola. Me molesté, pero nada que una buena dosis de Radiohead y the doors en mi psp no pudiera soportar.
Es muy molesto la lentitud de la cola, y todo porque quieren educarnos a utilizar las maquinitas, que parecen tragamonedas de las que pululan ahora por aquí.
Pero bueno, encausaré la molestia en algo productivo.

Un Saludo y nos vemos en las puertas.