Gabx
A dosis diarias he aprendido un poco a explicarla. Terapéutica como Wodehouse, de ingenio inagotable como Dahl, con una mitología personal a lo Pratchett, las neurosis de Bridget y el entusiasmo musical de Nick Hornby, hábil para contar una historia triste que parecería Bambi, pero es Bukowski. Se llama Gabriela Aguilar y siempre está escribiendo aunque no del todo, aunque no conscientemente. Tiene el encanto exacto para dejar bromas privadas al paso, sin preocuparse demasiado por conservar los frutos de su perspicacia. Parecería que te invita a su mundo particular (con soundtrack de Cerati e imágenes de Gorey, pero más particularmente con Michigan J. Frog quitándose el sombrero), pero no; está creando un mundo entre dos. Nunca plagia del todo y nunca prescinde por completo de las referencias. Increíblemente confiable, incapaz de decir algo aburrido, transforma la triste realidad en una plática entrañable. Me interesa el mundo a través de sus ojos: siempre parece un poco más habitable de lo que realmente es.
(No le gusta salir en fotos. La imagen es un alucine de Akira Toriyama que la presintió)
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