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Tediósfera

Porno for maitros

Porno for maitros

Una infancia que no haya sido marcada por historietas pornográficas no fue infancia. ¡Así soy...! ¿Y qué?, El Sensacional de maestros, sus chalanas y demás chambitas, Sensacional de Barrios y los Sensacionales de Traileros, de Mercados o de Chafiretes fueron la bibliografía mínima de crecer en México durante los ochenta. Eran pequeñas publicaciones de 13 por 14 cms., dirigidas a adultos que ganaban poco. Sus historias estaban llenas de albures, mujeres turgentes y aventuras que resaltaban lo mejor de la “pija-dura del proletariado”. Sus virtudes eran la infidelidad, la precocidad sexual y el centrimetraje de los pechos femeninos.

Al ser el equivalente impreso de las sexicomedias mexicanas, los Sensacionales abusaban de los dobles sentidos, pero también mantenían el pudor de sus protagonistas con vestidos entallados que marcaran los pezones, pero no los mostraran. Con el tiempo, el mercado (o algo que pudiera llamarse el Sensacional de la crisis de mercado) llevó a los editores a mostrar más pechos al aire, a exhibir la región púbica de sus chicas y ya de plano hasta penes erectos.

Entonces las historietas marcaron la distancia entre la risa y la libido. Se volvieron serias como si la imagen explícita no pudiera ser compatible con los chistes (quizás era que las insinuaciones impúdicas de la primera época necesitaban un poco de la censura, porque eran una forma de sortear la censura).

Los Sensacionales dieron paso a publicaciones llamadas Calor entre las Piernas, El Club de las divorciadas, Ellas son las Sexoservidoras S.A., Eróticos Anónimos, Sensacional de Cariñosas presenta Inocencia Sexual, El Libro Prohibido Presenta Pecados Carnales, Las Maestras del Colchón, Mujeres Inmorales con Ansias de Amar, Pícaras, Infieles y Ponedoras o Sábanas Mojadas.

Quizás no hayas sabido de todas ellas durante tu infancia, pero cada vez que ibas al kiosco por el Hombre Araña o Karmatrón y los transformables era imposible no ver sus portadas y sobre todo sus títulos, como una abierta invitación a anticipar la adolescencia a golpe de lecturas impropias.

 

 

Yo tengo presente algunos de esos títulos, la mayoría rimados. Quizás era que para los escritores, la rima le daba carácter literario a los albures; pero dentro de todo había un motivo acertado: las volvía memorables.

 

“Mientras en su casa había quemazón, ella se bajaba el cal... or”

“Gata coqueta, pásame la croqueta”

“Quisiera ser bebé para quedarme dormido en tu pechera”

“Agáchate más y con la pista darás”

“Tanta maciza comió, que en bautizo acabó”

“Escoge papacito ¿Mango, melón o sandía?”

“Nomás le vieron el Pitágoras y ya querían echársela al Platón”

“Elver Gon…zález, ¡presente, maestra!”

“Éntrele con fe a la inflada, que al cabo para eso llegó su cuñada”

“En Acapulquito buscaba el cuerpo del delito”


Un buen ejercicio para talleres de escritores: leer esos títulos e intentar un relato con ellos.

 

 

4 comentarios

AndPerseo -

"Nomás le vieron el Pitágoras y ya querían echársela al Platón”

Qué escritores tan cultos...

Recordé la colección de "revistitas" de mi abuelo, cuando tomé conciencia de qué se trataba morí un poco por dentro jajaja.

Saludos

karatepig -

Eduardo chido por el merecidísimo homenaje a los sensacionales...
totalmente de acuerdo con rodrigo, auténticas joyas de la literatura nacional.
no habrán sido también negocio de los guinistas de las sexy-comedias?
una vez con el caballo y chatanooga fuera de combate, con inclán volviendose actor "serio" de telenovelas, los sensacionales de probablemente fueron el último refugio de esos anónimos héroes del costalazo, el arrimón y chingue a su madre el que se voltee

quizás en el extremo "hard" estaba el mítico y explícito "mil chistes" mientras que en el "ligth" teníamos a condorito con su Yayita extrema..

Love-Bite Girl -

Jejejeje cómo olvidar esas novelitas baratas...

Mi primer encuentro con una fue en casa de mis abues, mi abuelito las compraba y luego las dejaba en un cuarto de arriba de su casa y en una ida a buscar su dentadura (la de mi abuelito) me tope con una y jamás se me olvidará lo que decía

..."ay, panchito se me antoja camarón"

eso fue de verdad, a la tierna edad de 12 años

Rodrigo Solís -

Cómo olvidar esas joyas de la literatura mexicana. Alguien debería hacer un documental de los escritores y dibujantes de esas revistas.